COFFY


Coffy

Estados Unidos, 1973. 91 min. C

Dirección: JACK HILL. Guión: Jack Hill. Música: Roy Ayers. Fotografía: Paul Lohmann. Intérpretes: Pam Grier, Booker Bradshaw, Robert DoQui, William Elliott, Allan Arbus, Sid Haig, Barry Cahill, Lee de Broux.


«Oh, baby, you have a sweet, sweet back»

(En Sweet Sweetback’s Baadasssss Song, Melvin Van Peebles, 1971)


El realizador de culto estadounidense Jack Hill (Los Ángeles, 1933), que empezó trabajando como músico en algunos estudios importantes, inició su andadura en el cine colaborando con Francis Ford Coppola como guionista de diálogos (como por ejemplo en Dementia 13) y más tarde enrolándose como director en New World Pictures, la productora independiente de Roger Corman. El a veces nombrado «Howard Hawks del cine exploitation» es principalmente conocido por sus espeluznantes contribuciones, a principios de los años setenta, al cine blaxploitation y al subgénero WIP (Women in Prison), películas entre las que se encuentran, respectivamente, Coffy y su inferior secuela Foxy Brown y Cárcel de Mujeres y The Big Bird Cage, todas ellas protagonizadas, no casualmente, por la exuberante, enérgica e icónica actriz negra Pam Grier (Winston-Salem, 1949).


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El género blaxploitation (de «negro» y «explotación») irrumpió como un revulsivo para la industria del cine norteamericano en los tempranos –y ya lejanos– años setenta. Eran películas urbanas hechas por y para negros y estaban cargadas de violencia, sexo, droga y música funky y de los infaltables pantalones pata de elefante, peinados afro, cadenas de oro y zapatos con plataforma. Este cine independiente y de bajo presupuesto, a menudo carente de refinamiento, daba voz a la vida del gueto (hasta entonces silenciada) y abrió las puertas de Hollywood a una generación de cineastas y actores radicales de raza negra (Jack Hill, sin embargo, es de color blanco).

La inauguradora del blaxploitation, en el año 1971, fue Las Noches Rojas de Harlem, una película de Gordon Parks con Richard Roundtree encarnando al detective chulesco John Shaft y que permitió al compositor y cantante Isaac Hayes convertirse en el primer afroamericano en lograr el Óscar a la Mejor canción original gracias al tema «Theme from Shaft». Otros referentes del género serían Super Fly (1972), sobre un traficante de cocaína de Harlem conocido como Youngblood Pries, dirigida precisamente por Gordon Parks Jr. y con la música antológica de Curtis Mayfield, y las reseñadas Coffy (1973) y Foxy Brown (1974), ambas producidas por American International Pictures (AIP) y firmadas por Jack Hill.


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El gran acierto de Coffy es contar en el papel de absoluta protagonista con la diosa de ébano Pam Grier, que desde ese momento fue catapultada directamente como musa del blaxploitation, hasta el punto de llegar a convertirse en un ídolo de la comunidad negra junto a otros actores y actrices –éstos en menor medida– como Richard Roundtree (el chulesco detective John Shaft) o la espectacular modelo de 1,88 m. Tamara Dobson (una suerte de James Bond femenina en Cleopatra Jones, de Jack Starret). Pam Grier, que había debutado en el cine con un pequeño papel en El Valle de los Placeres (1970), dirigida por el cultivador del sexploitation Russ Meyer, fue descubierta para la causa por Jack Hill, donde encarna la que sea posiblemente la primera heroína de un policíaco de acción, y recuperada décadas después por Tarantino en Jackie Brown (1997).


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Escrita por el mismo Jack Hill, Coffy presenta a una joven y bella enfermera negra llamada Coffy que trabaja en un hospital. Cuando la mujer se entera que su hermana ha fallecido de sobredosis, declara la guerra a los camellos y traficantes de droga y se infiltra en los círculos del crimen y en las corruptelas del sistema de los bajos fondos. Coffy emprende de esa manera una sangrienta cruzada personal en la que utiliza tanto armas de fuego como otras más femeninas para reventar la pantalla. Coffy, un personaje que fue descrito como «una unidad de choque en una sola mujer», representa a una mujer independiente y orgullosa que persigue a la escoria de la sociedad y administra su propia justicia. Esta es una cinta seca y violenta, enérgicamente filmada e interpretada y con situaciones rompedoras, diálogos racistas, lucha bizarra, delirante vestuario afro y vertiginosos escotes. Un paradigma perfecto del cine blaxploitation y la película que expandió la audiencia del género, llegando de forma masiva también al público blanco.


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«!Será mejor que saques el culo de nuestro césped o te patearemos!»

(En Las Navajeras, Jack Hill, 1975)