EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO, EL
Il Vangelo secondo Matteo
Italia, Francia, 1964. 137 min. B/N
Dirección: PIER PAOLO PASOLINI. Guión: Pier Paolo Pasolini (El Evangelio según San Mateo). Música: Luis Bacalov. Fotografía: Tonino Delli Colli. Intérpretes: Enrique Irazoqui, Margherite Caruso, Marcello Morante, Susanna Pasolini, Mario Socrate, Settimio Di Porto, Alfonso Gatto, Luigi Barbini, Giacomo Morante, Enzo Siciliano, Alessandro Clerici, Paola Tedesco, Eliseo Boschi, Natalia Ginzburg.
«Arrepentíos, pues está cerca el Reino de los Cielos»
En octubre de 1962 Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922-Ostia, 1975) y otros cineastas italianos acudieron a Asís invitados por la asociación Pro Civitate Christiana para encontrarse con el Papa Juan XXIII y participar en unas jornadas de debates sobre la relación entre cristianos y marxistas, tema candente en la Italia del momento. En la habitación del albergue, Pasolini halló un ejemplar del Nuevo Testamento: «Ese día me leí los envangelios de principio a fin, como una novela; fue como un rayo de luz, sentí una necesidad inmediata de hacer algo con ese material, una energía terrible, casi física». El director dedicó la película al mencionado Papa Juan XXIII, un renovador eclesiástico que cambiaría el rostro del catolicismo con la apertura del Concilio Vaticano II, el cual creó una novedosa forma de celebrar la liturgia más cercana a los fieles y un nuevo ecumenismo.
La paradoja de que la más sentida semblanza cinematográfica de la figura de Cristo la hiciera un cineasta homosexual, comunista y ateo reconocido puso a prueba la sociedad italiana. Pese al escándalo generado y las previsibles críticas recibidas, El Evangelio según San Mateo obtuvo el Premio Especial del Jurado del Festival de Venecia de 1964, certamen en el que se llegó a triplicar la seguridad ante posibles altercados el día del estreno. Asimismo ganó el Premio de la Oficina Católica Internacional del Cine, calificándola el Vaticano como «la mejor obra sobre Jesús en la historia del cine». El arzobispo de Génova, el cardenal Giuseppe Siri, financió parte del proyecto y declaró que para conquistar la cultura de Dios era necesario correr riesgos.
Pasolini, el «intelectual hereje» condenado por blasfemo en 1963 por La Ricotta, se convierte ahora en perfecto pedagogo de la fe cristiana. El filme narra la vida y obra de Jesús de Nazaret (años 0 a 2 y 30 a 33 d. C. aprox.) a partir del Evangelio de San Mateo, escrito hacia el año 80 d. C. por Mateo de Cafarnaúm, y de los cinco grandes discursos de Jesús que contiene. La película fluye a la par que la fuerza y rectitud de la palabra, mediante la que Jesucristo, visto como un líder revolucionario acompañado por sus jóvenes y comprometidos discípulos («Os envío como ovejas en medio de lobos. Habéis de ser cautelosos como serpientes y sencillos como palomas»), exalta la justicia, la bondad, la solidaridad, la misericordia y el amor fraternal en tiempos de represión, rechazando los valores asociados al poder y la riqueza, de todo punto indignos para poder acceder al Reino de los Cielos: «El que se ensalza será humillado. El que se humilla será ensalzado».
Las parábolas y enseñanzas de Cristo, despojadas de cualquier efecto artificial o sentimental, no se apartan un ápice del texto original de Mateo, evidenciando que ningún propósito de dotar de lectura marxista al filme hubo en Pasolini más allá de las posibles similitudes entre el marxismo y la doctrina social de la Iglesia: «Las líneas de diálogo deben rigurosamente ser las de San Mateo sin una frase, explicación o conexión. Porque ninguna imagen o palabra añadida puede alcanzar el altísimo nivel poético del texto». El director de Accattone, que no creía en la divinidad de Jesús (muestra a la Virgen María embarazada y no enseña la resurrección), escoge el Evangelio de Mateo por su contundente sentido social y por ser el más severo y menos místico de todos, ponderando la figura de Jesús no como Hijo de Dios, sino como lo más «divino» que hay en lo humano. Decía Pasolini que «la humanidad, la fuerza interior y la falta de temor al escándalo de Jesucristo» fueron tres de los motivos que le llevaron a contar su historia.
Con influencias de Dreyer, con pocos movimientos de cámara y explorando hasta el exhausto los rostros, Pasolini encuentra en el inhóspito y árido paisaje del sur de Italia (Matera y los «sassi», Potenza, Tarento, Sicilia) el raquitismo de sus gentes y una estética de la pobreza idóneos para colmar su fascinación por lo mítico y lo sagrado arcaico y representar convincentemente y sin apenas decorados la realidad bíblica. El cineasta rueda con actores no profesionales (campesinos, proletarios) que aportan su bagaje existencial y gestual, que nada tiene que ver con los sentimientos fingidos de los actores profesionales. El papel de Cristo recayó en el español Enrique Irazoqui, un estudiante universitario de 19 años sin experiencia en el arte dramático y cuya poderosa interpretación reside en la contención y solemnidad. El Cristo de Pasolini es cercano y no tiene atributos sobrenaturales; su pelo es corto y a menudo se muestra impaciente y colérico, lo que le humaniza y nos causa desconcierto. La Virgen María (de anciana) está encarnada por la madre del director, Susanna Pasolini, auténtica mater dolorosa y cuya escena llorando la muerte de su hijo ante el sepulcro no distaría mucho de la real.
La herencia neorrealista, casi naturalista, se combina con la excelente labor pictórica del director de fotografía Tonino Dello Colli (colaborador de Leone, Polanski, Malle y Fellini, entre otros) y del escenógrafo Danilo Donati, que tan pronto se inspiran en los frescos religiosos de Piero della Francesca (vestimentas, primeros planos icónicos de rostros) como en las composiciones de Pieter Brueghel el Viejo (planos generales). La banda sonora, coordinada por Luis E. Bacalov y Carlo Rustichelli, incluye fragmentos de piezas musicales de Bach («Pasión según San Mateo», «Concierto para violín y oboe en Re menor. Adagio», «Fuga (Ricercata) 6», «Hohe Messe. Agnus Dei» y «Concierto para violín en Mi mayor»), Mozart («Mauerische Trauermusik en Do menor» y «Cuarteto-disonante»), Prokofiev («Cantata de Alexander Nevski») y Webern y fragmentos del «Gloria» de la Misa Luba y el espiritual negro «Sometimes I Feel Like a Motherless Child».
Honesta, muy austera y lírica, a pesar de interesadas consideraciones políticas e ideológicas y de que muchos la identifiquen como «la visión de un ateo», El Evangelio según San Mateo es uno de los grandes títulos religiosos de la historia y probablemente la mejor película que se ha hecho sobre la vida de Jesús, cuya pedagogía social en el libro de San Mateo y en el filme no era la habitual en el cine norteamericano, más enfocado hacia la espectacularidad, la sensiblería y en destacar la característica de Todopoderoso del nazareno. Il Vangelo secondo Matteo es la obra maestra de Pier P. Pasolini, un hombre excepcional que defendió un cristianismo en el que sólo la carne es capaz de acercarnos a la eternidad y que, al igual que Jesucristo, fue llamado a convulsionar su tiempo y acabó asesinado.
«La marca que ha dominado toda mi obra es este anhelo de vida, este sentimiento de exclusión, que no disminuye, sino que aumenta el amor a la vida»
Pier Paolo Pasolini