DOS MENOS UNO, TRES
La Morte ha Fatto l’Uovo
Italia, Francia, 1968. 86 min. C
Dirección: GIULIO QUESTI. Guión: Franco Arcalli, Giulio Questi. Música: Bruno Maderna. Fotografía: Dario Di Palma. Intérpretes: Gina Lollobrigida, Jean-Louis Trintignant, Ewa Aulin, Jean Sobieski, Renato Romano, Vittorio André, Giulio Donnini, Biagio Pelligra, Cleofe Del Cile.
«Eran los años del boom económico. La industrialización era una marea creciente que arrasó todo, un himno al futuro, un frenético embalaje de productos, sin distinción entre lo animado y lo inanimado. Los productos todavía vivos gritaban de terror y dolor. Las grandes bandadas de pollos eran un símbolo. Cada pollo era un hombre, cada gallina una mujer, cada cerdito un niño. Sobre ellos se construía la riqueza. Y sobre todo triunfaba EL HUEVO, blanco, suave, perfecto, con la vida encerrada dentro. La perversión sexual seguía siendo la única salida posible»
Giulio Questi
Aún considerando Dos Menos Uno, Tres (1968) un ejemplo primerizo del giallo, todavía sin la referencia formal de El Pájaro de las Plumas de Cristal, realizada por Dario Argento dos años más tarde, el filme de Giulio Questi resulta una pieza absolutamente inclasificable que está a medio camino entre los filmes de contestazione italianos, el cine de aire vanguardista tipo Blow-Up y los sofisticados gialli psico-sexy del destajista Umberto Lenzi. El genuino Questi, escritor de cuentos, director de cine, guionista y actor en La Doce Vita, únicamente rodó dos películas más: Oro Maldito (1967), un spaguetti western hiperviolento y delirante, y Arcana (1972), una especie rara y perturbadora de cine social post-neorrealista. En verdad, las cintas del cineasta bergamasco son sólo una excusa para dar rienda suelta a su osada imaginería y arriesgado estilo narrativo, más cercano a la experimentación y al surrealismo que al cine comercial.
Dos Menos Uno, Tres, cuyo título original es La Morte ha Fatto l’Uovo, es un extraño thriller psicológico bañado de erotismo turbio y lleno de intrigas, maquinaciones, falsedades y mentiras. La trama se ubica en una granja de avanzada tecnología en la que intentan crear de forma masiva una raza de pollos mutantes y perfectos, sin cabezas ni plumas, que crecen sin necesidad de alimentarlos y pueden proporcionar pingües beneficios. Esta leve pincelada de ciencia ficción sobre la bioética y la manipulación genética es el pretexto que sirve a Questi para retratar los deseos, frustraciones y perversiones del hombre moderno, arrinconado en una sociedad corrompida y sólo movido por el lucro y la satisfacción personal.
El misterio de Dos Menos Uno, Tres gira alrededor de un inquietante ménage à trois amoroso dentro del ámbito de la clase burguesa. Marco (Jean-Louis Trintignant) es un paranoico hombre de negocios aficionado a los juegos sexuales con prostitutas, al fin y al cabo un títere en manos de su decadente, todopoderosa y posesiva esposa, la empresaria avícola Anna (Gina Lollobrigida). El último vértice del triángulo es la lolitesca Gabrielle (la sueca Ewa Aulin, con sólo dieciocho años en el momento del rodaje), asistente personal de la mujer y, al mismo tiempo, lujuriosa amante de Marco.
Dos Menos Uno, Tres destaca, principalmente, por su atrevido aspecto visual y por sus hechuras insólitas y transgresoras, donde las imágenes casi lisérgicas, la fotografía multicolor de Dario Di Palma y el montaje sincopado y roto, «como un Godard al que se le ha encargado un thriller después de suministrarle LSD» (Craig Ledbetter), se conjugan con la caricatura grotesca de Luis Buñuel y la mera perversión chic. Questi apuesta por una ambientación futurista vintage y una arquitectura fría y minimalista, que junto a la sesentera banda sonora de Bruno Maderna, cacofónica y desconcertante, ayudan a potenciar la perturbadora sensación de extrañeza de la bizarra, hasta en el título, La Morte ha Fatto l’Uovo.
El resultado es uno de los gialli más eclécticos, revolucionarios y curiosos, uno de variante psicoanalítica dentro de cierto contexto político y social y separado de la habitual sanguinolencia, oscuridad y sordidez que el género, ya completamente formado, mostraría años más tarde. La de Questi es definitivamente una película apta para fisgones del cine psicotrónico italiano y, especialmente, del pre-giallo de finales de los sesenta, en cuya categoría entrarían filmes como La Mujer del Lago, Crimen en la Residencia, El Dulce Cuerpo de Deborah, Orgasmo, Así de Dulce, así de Maravillosa o Con el Corazón en la Garganta, la cinta de Tinto Brass filmada en 1967 y cuyas similitudes con Dos Menos Uno, Tres empiezan por el elenco actoral.
«No es necesario ser un cineasta para tener un ojo atento que muestra y revela. La ficción breve nada tiene que ver, aunque eso sí, lo confieso, mis ojos son de alta definición, con muchos píxeles que exaltan los detalles»
Giulio Questi