HORRIBLE SECRETO DEL DR. HICHCOCK, EL
L’orribile Segreto del Dr. Hichcock
Italia, 1962. 88 min. C
Director: RICCARDO FREDA. Guion: Ernesto Gastaldi. Música: Roman Vlad. Fotografía: Raffaele Masciocchi. Intérpretes: Barbara Steele, Robert Flemyng, Silvano Tranquilli, Maria Teresa Vianello, Harriet Medin, Spencer Williams.
Que procedas del cielo o del infierno, qué importa.
¡Oh, Belleza! ¡Monstruo enorme, horroroso, ingenuo!
Si tu mirada, tu sonrisa, tu pie me abren la puerta
de un infinito que amo y jamás he conocido
Himno a la Belleza. Charles Baudelaire
Londres, año 1885. El perverso Dr. Bernard Hichcock (Richard Flemyng), un reputado cirujano de la alta sociedad que lleva una vida aparentemente cómoda, esconde un secreto que comparte con su criada Martha (Harriet Medin) y su esposa Margaretha (Maria Teresa Vianello): la necrofilia. Para saciarla, en uno de sus juegos eróticos, narcotiza a su mujer hasta provocarle un estado cataléptico y, sin querer, la muerte. Hichcock la entierra en una cripta. Mortificado por el sentimiento de culpa abandona la mansión familiar, regresando doce años después con su nueva y joven esposa, Cynthia (Barbara Steele), quien no conoce el pasado ni los vicios de su marido. En la mansión, sin embargo, espera la «presencia» de Margaretha, cuyo retrato preside el salón principal y avasalla con su recuerdo a la recién llegada.
Hablar de la edad de oro del cine de terror italiano, allá por los años sesenta, es hablar de Riccardo Freda y Mario Bava. En concreto, el gotico all’italiana, aunque cercano en tiempo y forma a los mayores éxitos de Roger Corman y la Hammer, se mantuvo fiel a su exacerbada morbidez y sus personales efluvios argumentales y estéticos. L’orribile Segreto del Dr. Hichcock (Hitchcock sin la «t» para evitar problemas legales con el maestro del suspense) es el summum de esa corriente junto a La Frusta e Il Corpo. La película fue firmada por Robert Hampton, nom de guerre de Riccardo Freda, seis años después de realizar la seminal I Vampiri, finalizada por M. Bava.
La obra de Freda dedicada al gótico es un condensado de los estilemas del género: temática negra, naturaleza morbosa y desapego con el horror de fisiología monstruosa (vampiros, zombis), más propio del cine foráneo. En L’orribile Segreto del Dr. Hichcock el horror y lo monstruoso no reside en el abismo o las tinieblas, sino en el interior del ser humano, que encerrado en su naturaleza abyecta oculta lúgubres secretos y terribles pasiones. El filme no admite, como en A. Hitchcock (Psicosis) y M. Powell (Peeping Tom), coartada psicoanalítica ni sociológica. L’orribile Segreto del Dr. Hichcock sólo es una radiografía claustrofóbica del amor fou y la maldad irracional del Dr. Bernard Hichcock, un sentimiento que se expande por el espacio que le rodea.
Rodada en tres semanas con un presupuesto escueto, la cinta se basa en un guion de Ernesto Gastaldi –cultivador de spaguetti westerns, góticos, gialli y polizieschi– afín al espíritu de Edgar Allan Poe. Tampoco faltan guiños a Alfred Hitchcock: no sólo en el apellido del galeno, sino también a algunas de sus películas (Vértigo, Rebeca, Atormentada, Sospecha). Gatos negros, villas malditas, criptas sombrías, cementerios brumosos y noches perpetuas se funden con obsesiones clínicas, delirios fetichistas, amores de ultratumba y sentimiento trágico, creándose una atmósfera malsana y de lirismo mortuorio. El autor, alejado de la sanguinolencia y más preocupado en sugerir que en mostrar, juega con el misterio y la ambivalencia, calidades que se refuerzan con la presencia de Barbara Steele en el papel de víctima inocente (verdugo en Lo Spettro).
Aparte de su enfoque moderno en cuanto al origen del mal (el alma humana), L’orribile Segreto del Dr. Hichcock sobresale por sus logros estéticos, su puesta en escena y el sentido pictórico y casi operístico con que su director visualiza cada secuencia y plano. La composición lumínica y el fuerte cromatismo responden a un efecto poético destinado a potenciar el hipnotismo y la inquietud. Muy logrado está el tratamiento del espacio y decorado, los cuales definen la psique enferma y atormentada del siniestro Dr. Hichcock –«un monstruo de perfidia y maldad», en palabras de Freda–, destacando especialmente el salón sellado donde el Dr. se entrega a sus pasiones. Como curiosidad, la mansión del Dr. Hichcock que aparece en el filme se llama Villa Peruchetti, ubicada cerca de Roma y actualmente la Embajada de Bulgaria en Italia.
El Horrible Secreto de Dr. Hichcock es un perfecto paradigma del peculiar cine gótico italiano. Una película que, junto a La Maschera del Demonio (1960) y La Frusta e il Corpo (1963), ambas dirigidas por Mario Bava, bien podría ayudar a conformar la Santísima Trinidad del torturado género y cuya brillantez haría palidecer a muchas películas de terror de los últimos treinta años.