CAÍDA DE LA CASA USHER, LA
House of Usher
Estados Unidos. 1960. 79 min. C
Dirección: ROGER CORMAN. Guión: Richard Matheson (Historia: Edgar Allan Poe). Música: Les Baxter. Fotografía: Floyd Crosby. Intérpretes: Vincent Price, Mark Damon, Myrna Fahey, Harry Ellerbe, George Paul, Bill Borzage, Géraldine Paulette.
«Era una sensación glacial, un abatimiento, una náusea en el corazón, una irremediable tristeza de pensamiento
que ningún estímulo de la imaginación podía impulsar a lo sublime»
La Caída de la Casa Usher. Edgar Allan Poe
Segunda mitad del siglo XIX. Un noble y joven apuesto, Philip Winthrop (Mark Damon), llega desde Boston a la apartada casa familiar de los Usher, una tétrica y siniestra mansión rodeada por un pantano y un paisaje yermo y sin vegetación, para pedir la mano de su amada Madeleine (Myrna Fahey). Sin embargo, el hermano de la mujer, el neurótico Roderick (Vincent Price), se opone al matrimonio aduciendo que el linaje de los Usher está maldito y que la frágil Madeleine, como él, sufre «una dolorosa y extraña enfermedad de los sentidos» que le causará irremediablemente una muerte prematura. El obcecado Philip, que no cejará en su empeño, se queda a pasar la noche en la casa, donde descubrirá los terribles secretos que ella alberga.
House of Usher es la primera y probablemente la mejor de las siete adaptaciones de obras de Edgar Allan Poe (1809-1849) que dirigió el mítico Roger Corman. La película está basada en el relato homónimo del escritor de Boston publicado por primera vez en 1839, el cual fue llevado al cine por primera vez en 1928 por el francés Jean Epstein, que realizó un poema macabro en imágenes absolutamente inigualable. Producida por American International Pictures (AIP) y rodada en apenas dos semanas, sus limitaciones presupuestarias, sumadas a lo complejidad de constreñir un texto tan densamente emocional y lleno de ensoñaciones en ochenta minutos, no fueron óbice para que «el rey de la Serie B» extrajera un estilo y estética personal.
Corman hace de la carencia una virtud y traslada a la pantalla logradas atmósferas funestas y maléficas y exhaustivos retratos anímicos, sobre todo gracias al aprovechamiento de los decorados (con inmensos interiores de estilo barroco) y el entorno (la primera escena se grabó en un paisaje desolado por un incendio real), así como por la acción del viento y el empleo artificial de las brumas, en combinación con los primeros planos lentos centrados en el rostro de los personajes, y singularmente en el de Roderick, que expresa perfectamente su carácter obsesivo y atormentado. House of Usher y todo el ciclo Poe de Corman, casi un subgénero dentro del cine de terror por su coherencia artística y consistencia conceptual, situó al director de Detroit entre los nuevos maestros del género junto a Terence Fisher (Hammer) y Mario Bava, con quienes comparte el empleo de una fotografía elegante y de colores vívidos y un gusto exquisito por la ambientación gótica.
La Caída de la Casa Usher es una metáfora de la decadencia de una familia de vetusto linaje, los Usher, y especialmente de Roderick Usher, un hombre culto y refinado, aficionado a la pintura y la música y de tendencia fuertemente melancólica, cuyo legado generacional le arrastra al dolor y la locura de forma inexorable. Además de Roderick, el otro gran protagonista del relato es la resquebrajada mansión familiar, la cual actúa como correlato emocional de su psique, expuesta a los mismos delirios y fatalidades. La historia, impregnada de aire malsano y morboso, introduce temas como el incesto, la catalepsia, las casas encantadas, las mentes torturadas y la unión de la vida y la muerte.
La película de Corman cuenta, además, con dos apreciadas bazas. La primera es la colaboración como guionista del prestigioso escritor estadounidense de ciencia ficción Richard Matheson (El Increíble Hombre Menguante, Soy Leyenda). La segunda, más trascendental, es la presencia indeleble del antológico Vincent Price, un actor de majestuosa teatralidad que, a diferencia de otros mitos del cine de terror, se especializó en monstruos psíquicos y nunca necesitó máscara ni maquillaje para mostrar el horror y el lado oscuro del ser humano. El actor, que protagonizó todos los filmes que Corman dedicó a Poe a excepción de la magnífica La Obsesión (El Entierro Prematuro), siempre consideró su interpretación en La Caída de la Casa Usher, a medio camino entre la ultrasensibilidad y el terror puro, como la mejor de su carrera profesional. Ahí es nada.
House of Usher, del genial triunvirato Poe-Corman-Price, que se declaró Preservada como Patrimonio Cultural, Histórico y Estético en el año 2005 por el National Film Registry, brilla en la historia del cine como uno los más fieles exponentes de una serie de películas extraordinarias realizadas en 1960 (Los Ojos sin Rostro, La Máscara del Demonio, El Molino de las Mujeres de Piedra, Las Novias de Drácula, Psicosis) que redimensionaron el cine de terror y tuvieron la capacidad de ir más allá de los esquemas tradicionales merced a su poética visual, su vena gótica y/o literaria y a lo sombrío que subyace en el alma de sus personajes, enfrentados a sus propios límites.
«Para él, la poesía está inspirada por la belleza y el amor a la belleza es una actividad del alma […]
para él, el alma es la parte inmortal de hombre, que pasa de la presente vida a otra ultraterrena»
Jorge Luis Borges, sobre Edgar Allan Poe