PRIVATE LIFE OF A CAT (C) (D), THE


The Private Life of a Cat

Estados Unidos, 1944. 22 min. B/N. Cortometraje. Documental

Dirección: MAYA DEREN, ALEXANDER HAMMID. Guión: Alexander Hammid. Música: Gene Forrell (Película muda). Fotografía: Alexander Hammid. Intérpretes: Él, Ella y sus cinco gatitos.


«Me gustan los gatos porque disfruto de mi hogar y, poco a poco, se convierten en su alma visible»

Jean Cocteau


Ceyda Tourun nos regaló recientemente Kedi (Gatos de Estambul), un excelente documental sobre la vida callejera de siete gatos, con diferentes personalidades, en la frenética capital de Turquía. Si bien el cine sobre gatos o dedicado a ellos –de calidad, cuanto menos honesto– es escaso, su figura ambivalente ha estado fuertemente ligada a cineastas conocidos como Chris Marker, Agnès Varda y Jean Cocteau, entre otros. El escurridizo Marker llegó a esconder su identidad tras la imagen de Guillaume-en-Egypt, su omnipresente «yo» paralelo gato, a quien ofreció un haiku en Chat Écoutant la Musique (1990, 3’), donde aparece escuchando las melodías de Frederic Mompou, uno de sus compositores favoritos. Por su parte, Varda, que casualmente escogió como entrevistador a Guillaume-en-Egypt para su documental autobiográfico Les Plages d’Agnès (2007), rindió homenaje a su querida gata Zgougou en Hommage à Zgougou (2002, 2’). Incluso, mostrando el gran amor que sentía por estos animales, escogió la cara de un gato como logo para su productora Ciné-Tamaris. Cocteau, muy unido a Karoun, le dedicó la obra de teatro Drôle de Ménage.

Otros autores de corte más experimental también han filmado a sus mininos, como Johan van der Keuken, quien lo emplea en De Poes (1968, 6’), o los más transgresores Stan Brakhage y Carolee Schneemann, quienes lo hacen, respectivamente, en Cat’s Cradle (1959, 6’) y Fuses (1967, 22’) y en Infinity Kisses: The Movie (2009, 9’). Pese a dichos ejemplos, algunos de los años cincuenta y sesenta, los primeros en hacerlo fueron Maya Deren y Alexander Hammid, realizando en 1944 The Private Life of a Cat. Pasados ya setenta y cinco años desde su rodaje, este cortometraje-documental de veintidós minutos continúa siendo el mejor y más conmovedor y honesto vídeo casero de gatos (mal que le pese a Youtube y otras plataformas, atiborradas de ellos, la mayoría de tono jocoso y ridículos).



The Private Life of a Cat es la filmación y el estudio íntimo de «Él» y «Ella» (así se les nombra), dos gatos domésticos que forman una familia en un apartamento de Nueva York, donde por entonces residía la pareja Deren-Hammid. La película es una suerte de esbozo contemporáneo de la simbología del gato (al que llamaban miu) en el Antiguo Egipto, una figura asociada a la fertilidad y al cuidado y protección del hogar y la familia. «Él» es más corpulento, de pelo blanco y corto. «Ella» es una gata atigrada de pelaje frondoso y ojos verdes. La primera escena es el gato macho cortejando a la hembra. Al cabo de dos mes, en una caja de cartón, la madre, con mucho amor y ternura, da la bienvenida al mundo a cinco gatitos: cuatro blancos (como el padre) y uno oscuro (como la madre). El padre, aparentemente distante y orgulloso, no obstante también les muestra cariño y se preocupa por ellos. Durante unas pocas semanas asistimos al proceso de crianza, maduración y aprendizaje de la camada. La última escena es la de «Él» y «Ella», nuevamente, en actitud amorosa.



La película es muda de origen, a pesar de que existen versiones alternativas: una con música envolvente de Gene Forrell y otra, de metraje más extenso, narrada por la voz en off de Maya Deren. Sin apenas carteles con subtítulos, sin diálogo y con una agradecida ausencia de humanos en la pantalla, The Private Life of a Cat adopta perspectivas gatunas, situando Hammid y Deren la cámara a la altura de los felinos, quienes se integran de forma natural en el paisaje doméstico. El filme está bellamente fotografiado en blanco y negro y perfectamente montado, alternando imágenes de momentos tiernos con otros cómicos y simpáticos, como cuando los gatitos empiezan a exhibir sus gestos cuando juegan. El documental, que emplea primeros planos para filmar el momento decisivo del parto o para mostrar el vientre de la gata con los pezones hinchados, anticipa, en cierto sentido, algunos trabajos de futuros cineastas experimentales interesados en convertir su propia esfera privada e íntima (su vida, su cuerpo; incluso su hastío o el mismo parto) en «arte» o, cuanto menos, el centro de su obra. Hammed y Deren, en cambio, se apartan de esa mirada impúdica y a menudo –meramente– transgresora para explorar con sencillez y gran sensibilidad y respeto un fragmento del ciclo vital de unos adorables gatos.



La polifacética y aquí cineasta y dueña de los protagonistas no humanos de este bonito filme, Eleanora Derenkowsky (Kiev, 1917-Nueva York, 1961), más conocida como Maya Deren, pionera de la videodanza, coreógrafa, poeta, escritora y una de las primeras mujeres en hacer cine, fue una de las voces preeminentes del avant-garde cinema de Estados Unidos de mediados del siglo XX, influyendo a directores posteriores como Jean Cocteau y a otros más contemporáneos como David Lynch. Deren, también en colaboración con el fotógrafo checoslovaco Alexander Hammid (Alexandr Hackenschmied), había realizado un año antes de The Private Life of a Cat el corto Meshes of the Afternoon, considerado el primer trance film y una obra maestra del cine experimental. The Private Life of a Cat, pese a su factura clásica alejada del surrealismo que empapa la obra de su autora, se erige en un pequeño, pero valioso, ejemplo de su arte, uno que testimonia su devoción y exquisito sentimiento por los gatos.


Maya Deren


Dedicado a LASI y ERA