EN UN LUGAR SOLITARIO


In a Lonely Place

Estados Unidos, 1950. 91 min. B/N

Director: NICHOLAS RAY. Guión: Edmund North, Andrew Solt (Historia: Dorothy B. Hughes). Música: George Antheil. Fotografía: Burnett Guffey. Intérpretes: Humphrey Bogart, Gloria Grahame, Frank Lovejoy, Carl Benton Reid, Art Smith, Jeff Donnell, Martha Stewart, Robert Warwick, Morris Ankrum, William Ching, Steven Geray, Hadda Brooks.


«Nací cuando ella me besó, morí el día que me abandonó y viví el tiempo que me amó»

Dixon Steele/Humphrey Bogart


Dixon «Dix» Steele (Humphrey Bogart), un insolente y famoso guionista de Hollywood en horas bajas con fama de conflictivo, es propuesto para adaptar un mediocre best seller. Para que le explique el argumento de la novela, ya que él no la ha leído, Dixon invita a su apartamento a la joven Mildred, una chica que trabaja en el guardarropía del club nocturno que frecuenta. A la mañana siguiente la mujer aparecerá asesinada, convirtiéndose el guionista en el principal sospechoso. En el interrogatorio al que le somete la policía conoce a la testigo Laurel Grey (Gloria Grahame), su nueva y atractiva vecina, quien admite que le «vigila» porque siente una «curiosa atracción al encontrarlo un hombre interesante». Ella le proporciona una coartada (supuestamente) falsa. A partir de entonces, ambos se enamoran e inician una idílica relación, que se empieza a resquebrajar cuando Laurel descubre la vena violenta del dual Dixon y la sombra de la duda se cierne sobre él: «Dix no es un ser normal. Me asusta. No me fío de él».



El rebelde Raymond Nicholas Kienzle (Wisconsin, 1911-Nueva York, 1979), más conocido como Nicholas Ray, además de director de cine, guionista y actor, fue estudiante de arquitectura, bisexual confeso y adicto al alcohol y las anfetaminas. David Thomson dijo de él que era «el poeta del desencanto de América». Con En un Lugar Solitario, Ray creó uno de los filmes de cine negro más ambiguos y poéticos que se han rodado; una obra esencial –a la vez que inusual– del género que deambula entre el thriller psicológico, el drama romántico y la crítica a la industria cinematográfica de Hollywood, la cual frustra la libertad creativa de guionistas y directores en pos de sus intereses comerciales. En cualquier caso, lo que prevalece es una historia de amor apasionada y torrencial que roza lo patológico y que acaba de forma muy poco complaciente para el espectador. Y es que el final del filme (que difiere respecto al del libro), soberbio y coherente, está repleto de amargura feroz y desolación.

La película adapta la novela homónima de Dorothy B. Hughes publicada en 1947 y comparte nexos de unión con Sospecha, de Hitchcock. Así, aborda temas escabrosos como el maltrato y la desconfianza en la pareja, enriqueciéndose con derivaciones morales relacionadas con el acoso que ejercen las «fuerzas oscuras» sobre un escritor de Hollywood al que pretenden imputar un crimen que –tal vez– no ha cometido. Igualmente, hay lugar para sondear la libertad e ilusión por la vida de un hombre incomprendido, afligido por una crisis personal e imposibilitado de alcanzar la felicidad debido a sus taras emocionales. El personaje de Dixon, parece ser, estaba inspirado en la figura real del guionista Albert Maltz (1908-1985).



El gran acierto de En un Lugar Solitario fue contar con la presencia de Humphrey Bogart y Gloria Grahame, quienes probablemente llevaron a cabo las mejores interpretaciones de sus respectivas carreras. Bogart, además de asumir el papel principal, ejerció de productor a través de su propia compañía Santana Pictures. Absolutamente convincente como Dixon, su ambiguo retrato psicológico, rico en matices y cercano al carácter enérgico y mordaz que tenía en la vida real, constituye una de las mayores virtudes del filme. Muy de Bogart, pero también del momento que estaba viviendo Ray, la película evidencia asimismo la relación tensa que mantenía el director con la actriz, quien por entonces era su esposa y de la que se divorció justo antes de finalizar el rodaje. En el filme, Gloria encarna a una mujer enigmática, sensual e inteligente y en ocasiones disfrazada de falsa femme fatale. En su vida real, mientras, poco después de separarse de Nicholas Ray, se casó con Tony Ray, el hijo de Nicholas, quien había sido su hijastro. Gloria acabó teniendo hijos de los dos Ray.

En un Lugar Solitario vuelve a atestiguar la destreza del estadounidense Nicholas Ray a la hora de captar las atormentadas atmósferas del cine negro, logro al que contribuyen de forma decisiva la excelente fotografía en blanco y negro de Burnett Guffey y un tratamiento del decorado y el espacio próximo al austriaco Fritz Lang. Los diálogos también resultan brillantes y están empapados de cinismo y dobles intenciones. Una película elegante y sobria, de intensa pulsión dramática y adulta, que se ve contaminada por el deseo, la pasión y la adversidad. Un filme realizado en una época, la de la década de los ya lejanos cincuenta, en la que aún se contaban historias estimulantes.



«En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en el que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en los túneles. Y, entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal. Y a veces sucedía que ella no llegaba a tiempo o se olvidaba de este pobre ser encajonado, y entonces yo, con la cara apretada contra el muro de vidrio, la veía a lo lejos sonreír o bailar despreocupadamente o, lo que era peor, no la veía en absoluto y la imaginaba en lugares inaccesibles o torpes.
Y entonces sentía que mi destino era infinitamente más solitario de lo que había imaginado»

El Túnel. Ernesto Sábato