ESPÍRITU DE LA COLMENA, EL


El Espíritu de la Colmena

España, 1973. 94 min. C

Dirección: VÍCTOR ERICE. Guión: Ángel Fernández Santos, Víctor Erice. Música: Luis de Pablo. Fotografía: Luis Cuadrado. Intérpretes: Ana Torrent, Isabel Tellería, Fernando Fernán Gómez, Teresa Gimpera, Laly Soldevilla, José Villasante.


 «El título, en realidad, no me pertenece. Está extraído de un libro, en mi opinión, el más hermoso que se ha escrito nunca sobre la vida de las abejas, y del que es autor el gran poeta y dramaturgo Maurice Maeterlinck. En esa obra, Maeterlinck utiliza la expresión ‘El espíritu de la colmena’ para describir ese espíritu todopoderoso, enigmático y paradójico al que las abejas parecen obedecer, y que la razón de los hombres jamás ha llegado a comprender»

Víctor Erice


Tres largometrajes realizados en solitario, tres obras de arte. Víctor Erice (Karrantza, 1940) es uno de los directores-autores más prestigiosos y admirados del cine europeo. El éxito internacional llegó con su ópera prima, El Espíritu de la Colmena (1973), probablemente la cinta más bella del cine español. Hubo de pasar una década hasta el estreno de su segunda película, la inacabada El Sur (1983), tan espléndida como la precedente. Su tercera maravilla, con el mismo intervalo de tiempo, fue El Sol del Membrillo (1992), un filme-documental en el que participa Antonio López mientras pinta un árbol membrillero de su jardín madrileño. Lamentablemente, al margen de varios largometrajes colectivos, mediometrajes y cortometrajes, Erice no ha filmado nuevos proyectos.

Mantenido al margen de cualquier objetivo de éxito y reconocimiento profesional, Erice ha creado su obra con la soberanía propia del artista. El vasco tiene la cualidad de redescubrir el cine cada vez que rueda, como Ozu. Cuenta historias que siguen la senda de un misterio que nunca desvela del todo y dota a sus películas de una poética inalcanzable para la mayoría de directores. Su cine está hecho de miradas, silencios y ausencias, sólo con la imborrable huella del tiempo como único testigo. Con un estilo tan personal que trasciende a los géneros, utilizando los elementos de forma similar a como lo hace la pintura y con suma sensibilidad y sosiego, Erice ha explorado en su breve pero intensa filmografía el inabarcable universo de la infancia, la memoria y la naturaleza del cine (mítica y reveladora).



«Érase una vez…» así comienza El Espíritu de la Colmena– en un pequeño pueblo de casas apiñadas de la meseta castellana, en plena posguerra española a principios de los años 40. Cuatro personajes componen el núcleo familiar: Fernando (Fernando F. Gómez), un padre misántropo que encierra su mundo en el estudio de las abejas, Teresa (Teresa Gimpera), una madre callada que escribe cartas a un antiguo amor quizás ya muerto, y dos hermanas de ocho y seis años, Isabel (Isabel Tellería) y Ana (Ana Torrent), quienes verán El Doctor Frankenstein en un pase de cine ambulante. Erice, que muestra un país arruinado por recuerdos recientes y demasiado dolorosos para ser mencionados, busca la esperanza en la mente inocente de la niña más pequeña, impresionada tras mirar la película de James Whale y por la posibilidad de que la criatura esté viva, tal y como le confiesa a su hermana mayor.

Los padres, recluidos en sus celdillas afectivas, sueñan con otros lugares y apenas conversan con sus hijas. La realidad, sin embargo, resulta aplastante: en una granja abandonada del pueblo se esconde un fugitivo político, a quien la fascinada Ana toma por el espíritu errante del monstruo de Frankenstein. Visión sensitiva sobre el mundo de los niños, El Espíritu de la Colmena es un canto extraordinario a la imaginación (creadora, no meramente de fantaseo) que, ayudada por un guión magnífico de apenas cinco páginas, rehúsa congelarse en una sola intención y aborda temas tan complejos como el miedo y la confusión infantil, la atracción por el enigma, la insatisfacción familiar, la soledad, el paso del tiempo y el aislamiento en una época amarga.


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El Espíritu de la Colmena, inicialmente, se concibió como una película de terror en blanco y negro y de influencias expresionistas, algo que debido a la falta de presupuesto no pudo llevarse a cabo, aprovechando entonces Erice y Ángel F. Santos para hacer algo más personal y menos vinculado al fantástico. El filme fue rodado en el pueblo de Hoyuelos (Segovia) y contó con el soporte del productor Elías Querejeta (La Caza, Cría Cuervos, Elisa, Vida MíaEl Desencanto, El Sur) y con el exquisito oficio del director de fotografía Luis Cuadrado (alumno de Teo Escamilla), quien inmortalizó para siempre esa luz cálida, en penumbras y hecha del color de la miel para los interiores, en contraste con la luz fría y el cielo gris de los exteriores. Los encuadres están próximos a Carl Th. Dreyer y recuerdan tanto a los lienzos de Vilhelm Hammershøi como a los de Johannes Vermeer. El diálogo es escaso y simbólico, construyéndose el lenguaje con las imágenes y el tono del susurro. Por su parte, la música compuesta por Luis de Pablo usa viejas canciones infantiles y contribuye a acentuar el carácter evocador y nostálgico del cuento.

En relación al trabajo con actores, Víctor Erice recuerda a los recursos del iraní Abbas Kiarostami y recoge fórmulas del cine documental, como cuando utiliza la cámara para captar el instante expresivo. Mención aparte merece la que fue musa del Nuevo Cine Español, la pequeña y embelesante Ana Torrent, provista de unos ojos cristalinos llenos de interrogantes y vida y una mirada inocente y escrutadora que seguramente sea la mirada infantil más bonita del cine universal junto a la de Subir Bannerjee/Apu en Pather Panchali. «No hubiera existido ‘El Espíritu de la Colmena’ si no nos encontramos con Ana Torrent», declaró el director. El Espíritu de la Colmena es pura poesía visual, un pozo sin fondo de sensaciones y emociones, las que uno vive, pregunta y siente.


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ANA: “¿Por qué el monstruo mata a la niña y por qué lo matan después a él?”

ISABEL: “No lo matan, y a la niña tampoco”

ANA: “¿Y tú cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que no muere?”

ISABEL: “Porque en el cine todo es mentira, es un truco. Además, yo lo he visto vivo”

ANA: “¿Dónde?”

ISABEL: “En un lugar que yo sé, cerca del pueblo. La gente no lo puede ver; él sólo sale de noche”

ANA: “¿Es un fantasma?”

ISABEL: “No, es un espíritu”

ANA: “¿Cómo el que dice la señora Lucía?”

ISABEL: “Sí, pero los espíritus no tienen cuerpo. Por eso no se les puede matar”

ANA: “Pero el de la película tenía brazos, pies, tenía de todo”

ISABEL: “Eso es cuando los espíritus se disfrazan para salir a la calle”

ANA: “… Y si sale sólo de noche, ¿cómo puedes tú hablar con él?”

ISABEL: “Ya te he dicho que es un espíritu. Si eres mi amiga, puedes hablar con él cuando quieras. Cierra los ojos y lo llamas”